El papel del perro en la historia y cultura de América
El perro ha sido un compañero leal del ser humano a lo largo de la historia, desempeñando diversos roles en diferentes culturas alrededor del mundo. En el continente americano, el perro ha tenido un papel destacado, tanto en la vida cotidiana como en la mitología y la religión de las antiguas civilizaciones.
Durante milenios, los seres humanos han mantenido una estrecha interacción con los cánidos, como perros, lobos, zorros, coyotes, chacales y otras especies ya extintas. Esta relación ha abarcado diversas facetas, como lo económico, lo social, lo religioso e incluso lo afectivo. En algunos casos, los cánidos han sido competidores o enemigos de los humanos, pero en otros casos han trascendido su naturaleza animal para integrarse plenamente en el entramado social e ideológico de las comunidades humanas.
Hace miles de años, esta interacción entre los habitantes de la Europa ancestral y los cánidos silvestres condujo a la domesticación de una de las especies más antiguas y versátiles: el perro. Esta domesticación marcó el inicio de una relación íntima y duradera entre humanos y animales, que ha perdurado a lo largo del tiempo. Además, desencadenó una rápida expansión geográfica de los perros por diferentes regiones del mundo.
Esta relación entre humanos y cánidos ha adquirido un estatus casi humano, que es común en la sociedad moderna. Los perros se han convertido en animales domésticos inseparables de la vida humana, desempeñando diversos roles y ocupando un lugar significativo en el tejido social y cultural. Su presencia ha dejado una huella profunda en la historia, estableciendo una conexión única y duradera entre humanos y animales.
Orígenes y Coevolución
La domesticación de los perros, al igual que otros animales domésticos, se originó a partir de la manipulación de poblaciones silvestres. Si bien antes se creía que este proceso era iniciado intencionalmente por los humanos con fines específicos, como obtener un animal de defensa, un ayudante en la caza o una mascota, hoy en día se sostiene que fue un proceso más complejo, una coevolución entre los cánidos y los humanos. Es posible que los propios cánidos hayan desencadenado este proceso, acercándose cada vez más a los asentamientos humanos en busca de alimento.
El comportamiento oportunista de algunos cánidos más curiosos habría facilitado su familiarización con los humanos y, a su vez, favorecido la selección natural de los individuos más dóciles y sociables. Al mismo tiempo, despertó el interés de los humanos hacia estos animales, lo que llevó a una selección reproductiva más pronunciada de los cánidos sociables y posiblemente de aquellos con otros rasgos físicos y de comportamiento deseables. Independientemente de si esta selección fue intencional o accidental, con el paso del tiempo y las generaciones, se fueron acumulando diferencias entre estos cánidos domesticados y sus contrapartes silvestres.
La presencia de perros en América precolombina
Los primeros informes de perros en América durante la época colonial generaron debates sobre su origen y domesticación. Algunos creían que los perros habían sido introducidos por los europeos y adoptados por los indígenas, mientras que otros argumentaban que ya existían en el continente y habían sido domesticados localmente. Aunque se ha aceptado la idea de la presencia precolombina de perros en América, todavía existen incertidumbres sobre su antigüedad y su papel en las sociedades indígenas.
Cuando los seres humanos llegaron a América, también llevaron consigo a sus fieles compañeros caninos. La evidencia sugiere que los perros aparecieron primero en Norteamérica antes de extenderse hacia Sudamérica. Los perros desempeñaron diversos roles en las sociedades indígenas de la región, desde cazadores-pescadores del Ártico hasta las complejas sociedades de la cuenca del Mississippi, México y América Central. Su presencia se registra en la arqueología y la etnohistoria, revelando que los perros no solo eran utilizados como alimento y para aprovechar sus pieles, sino que también tenían funciones rituales y de defensa.
La historia de los perros en América del Sur es menos clara debido a la escasez de información y registros fragmentarios. Sin embargo, se cree que su dispersión en esta región ocurrió más tarde que en Norteamérica, probablemente debido a los contactos entre las sociedades mesoamericanas y andinas hace unos 5,000 años. Es probable que los perros se hayan incorporado a los grupos de cazadores-recolectores pampeanos y patagónicos alrededor de 1,500 años antes del presente, cuando se intensificó la circulación de personas, bienes e ideas a larga distancia. Aunque la evidencia arqueológica es limitada, se han encontrado restos de perros en sitios prehistóricos en el sur de Argentina y Uruguay, lo que indica su presencia en la región.
La relación simbólica entre los perros y los seres humanos:
Las civilizaciones precolombinas de América, como la cultura maya, azteca e inca, consideraban al perro como un compañero fiel y versátil. Estos animales eran utilizados como ayudantes en la caza, guardianes de los hogares y compañeros de viaje. Más allá de su utilidad práctica, los perros también desempeñaron un papel importante en la esfera simbólica de las sociedades antiguas.
Los perros también tenían una conexión profunda con lo espiritual. Por ejemplo, en la cultura azteca, se creía que los perros tenían el poder de guiar a las almas de los difuntos hacia el inframundo.
Según los hallazgos arqueológicos, en las tumbas mayas se han encontrado representaciones de perros que sugieren su papel en los rituales funerarios. También se han descubierto estatuillas de perros en los sitios arqueológicos de la antigua ciudad inca de Machu Picchu, lo que indica su valor simbólico en esta cultura.
La relación entre los perros y los seres humanos iba más allá de la simple convivencia. Los perros eran considerados seres especiales y se les atribuían cualidades míticas y espirituales. En algunas culturas, los perros eran sacrificados y enterrados junto con sus dueños, simbolizando la perpetuación del vínculo entre ambos incluso en la muerte. Estos rituales mortuorios y las representaciones artísticas de perros en diferentes contextos culturales nos hablan de la importancia y el significado profundo que los perros tenían para las personas.
Conclusiones y preguntas pendientes
La historia de los perros revela algunas certezas y muchas preguntas. Se cree que aparecieron hace más de 18000 años, posiblemente en Europa central, como resultado de la interacción entre humanos y manadas de lobos. Los perros fueron el primer animal doméstico y se convirtieron en compañeros indispensables para los humanos en todo el mundo.
A medida que exploramos la historia de los perros en América, queda claro que su llegada ha tenido un impacto significativo en la vida de los seres humanos. Los perros se convirtieron en compañeros leales, desempeñaron roles importantes en la economía y la sociedad, y su presencia tuvo un significado simbólico profundo. Sin embargo, aún hay preguntas sin respuesta. ¿Por qué hay tan pocos registros arqueológicos de perros en el sur de América? ¿Desempeñaron un papel importante en actividades como la caza, la defensa o el ataque? Estas incógnitas nos instan a continuar investigando y desvelando los misterios de la relación entre los perros y los seres humanos en el pasado.
En definitiva, la historia de los perros es una historia de conexión profunda y duradera con los seres humanos. A través de miles de años, los perros se han adaptado y evolucionado junto a nosotros, convirtiéndose en nuestros compañeros más fieles. A medida que avanzamos hacia el futuro, seguirá siendo fascinante descubrir más sobre los orígenes y la importancia de esta relación única entre humanos y caninos.
FUENTE: El perro en América por Mónica Berón, Luciano Prates y Francisco Prevosti. Conicet