De Perro a Lobo, Conoce la Verdad
Los científicos creían que el perro surgió cuando el hombre primitivo capturó ejemplares de lobo y se encargó de domesticarlos. Sin embargo, ahora los paleontólogos tienen nuevas teorías.
Las tribus humanas de cazadores recolectores vagaban por las estepas asiáticas. Una manada de lobos grises – famélicos, pues no era fácil para nadie conseguir alimento- debió de seguir el rastro de una de estas tribus.
Dormían no muy lejos de donde lo hacían los humanos, pues competían por las mismas presas. Veían sus hogueras en la distancia. Olían la carne de mamut que asaban. Esperaban a que los hombres levantaran el campamento para disponer de los restos del banquete, en competencia con hienas y aves carroñeras
Este pudo ser el principio de una gran amistad. La del hombre y los cánidos. Pero ¿quién dio el primer paso?. Durante más de un siglo se dio por sentado que nuestros antepasados atraparon ejemplares de lobo y los domesticaron, una visión antropocéntrica que debemos al científico inglés Francis Galton. La realidad fue diferente. Fueron los lobos los que se acercaron al hombre. También es probable que fuesen los ejemplares más jóvenes de la manada los que se acercasen a los adolescentes de la tribu.
Cachorros de Homo sapiens y cachorros de Canis lupus tenían en común tres características: el atrevimiento, la curiosidad y las ganas de jugar.
Los adultos son más cautelosos. Así pues, la película Alpha -que pasa a la ficción la amistad de un joven del Neolítico que se queda apartado de su grupo y un lobo que pierde el contacto con su manada- no va desencaminada.
El lobo es el único animal carnívoro que ha sido domesticado. Los demás criados por el hombre han sido siempre herbívoros. «Hemos convivido con los perros mucho antes de criar gallinas, vacas, cerdos… Antes de plantar arroz y trigo. Si no hubiera existido la domesticación, en este momento habría un par de millones de seres humanos en el planeta, como máximo», asegura el paleogenetista Greger Larson, de la Universidad de Oxford. «Hoy somos 7000 millones (y mil millones de perros). La domesticación fue decisiva. Alteró todo el planeta. Y los perros fueron los primeros». Y añade Larson. «Cuando empezamos a colaborar con los lobos, comenzamos a alterar nuestra relación con la naturaleza».
¿Y qué pasa con los gatos? También son carnívoros… Los felinos se nos acercaron cuando empezamos a cultivar el campo. No les interesaba el grano, sino los ratones que se alimentan de él. Pero los gatos tienen su propia agenda… «El hombre puede motivar a los perros para hacer ciertos trabajos: guardián, pastor… Así que la gente se los llevaba en sus migraciones. A los gatos no se los puede motivar. Así que la gente no los diseminó por el mundo. Lo que pasa es que un gato puede saltar a un barco y acabar en otra parte», explica Adam Boyko, genetista de la Universidad Cornell.
El poder de la mirada
La primera vez que un lobezno miró a los ojos a un adolescente cambió la historia del mundo. La mirada es fundamental. Lo explican Evan McLean y Brian Hare, de la Universidad de Duke, en un artículo publicado en Science.
Los perros aprendieron a leer nuestros gestos, a anticiparse a nuestros pensamientos. Reconocen la sonrisa. El tono de voz les da información sobre nuestro de estado de ánimo y nuestras intenciones. Pero hay más que comunicación; hay apego.
Takefumi Kikusui, de la Universidad de Azabu, demuestra que la mirada mutua entre un perro y su dueño aumenta en ambos la cantidad de oxitocina en el cerebro. La hormona del amor, que se segrega, por ejemplo, cuando una madre y un bebé se miran. Kikusui cree que los primeros perros copiaron este comportamiento para formar parte de su nueva familia humana.
Los lobos tuvieron que hacer varias concesiones. Cambiaron sus costumbres, su apariencia física… Los cambios en la dieta de los humanos, con la llegada de la agricultura, también fueron adoptados por los perros. Se acostumbraron casi al mismo tiempo que nosotros a digerir alimentos ricos en almidón.
El cráneo irlandés
¿Cuándo, cómo y dónde sucedió la domesticación? Hay muchas discrepancias y algunos consensos. Se ha confirmado que todos los perros actuales, desde los chihuahuas a los mastines, provienen del lobo ancestral. Pero es tal el popurrí genético, después de miles de años de cruces selectivos y de apareamientos espontáneos, que es muy difícil identificar el eslabón perdido entre el lobo y el perro. El debate científico podría resolverse en la próxima década, cuando se completen los estudios genómicos sobre los distintos fósiles.
El fósil más prometedor para darnos pistas fiables -aunque ni de lejos el más antiguo- se encontró en Irlanda. En el monumento funerario de Newgrange, de hace 5000 años. Una de sus cámaras subterráneas alberga muchos fragmentos de huesos de animales, entre ellos un trocito de cráneo de un perro, concretamente el hueso petroso. Dan Bradley, del Trinity Collage, lo ha estudiado. El hueso petroso es muy denso y conserva bien el ADN, sin la contaminación microbiana que suele ser habitual en los fósiles. Bradley consiguió secuenciar el genoma completo de aquel perro irlandés. Y lo compararon con el de 700 perros de distintas razas modernas. Construyó un gran árbol genealógico y se encontró con un hallazgo sorprendente.
Hay dos grandes dinastías: una asiática y otra europea -que se extinguió-. Probablemente un grupo de hombres migró desde Asia hacia el oeste hace unos 14.000 años acompañado por sus perros, pero se encontraron con que ya había perros domesticados en su nuevo hogar. Los chuchos de ambas estirpes no tuvieron remilgos en cruzarse. Esto significa que hubo al menos dos procesos de domesticación. Uno de ellos en China. El otro, en Siberia o Europa central.
El cachorro de Israel
Hasta hace poco se consideraba que el perro tenía más o menos la edad de la agricultura, unos 10.000 años; y que Oriente Medio era su cuna, como lo fue de los primeros cultivos; de hecho, un cachorro enterrado en los brazos de un ser humano en el norte de Israel parecía ser la prueba de esta teoría. Pero se han encontrado fósiles más antiguos, de cuando el hombre todavía era cazador. Esto da pie a revisar una controvertida hipótesis, propuesta por Pat Shipman, de la Universidad de Pensilvania, en 2015. Sostiene que la alianza entre el Homo sapiens y el perro fue un factor decisivo en la extinción del hombre de Neandertal.
El hombre moderno salió de África y empezó a colonizar Europa hace unos 40.000 años. Los neandertales eran por entonces los dueños del lugar. «Pero los invasores comenzaron a domesticar a los lobos y esto les permitió perfeccionar la estrategia para cazar, dividir el trabajo de manera más eficiente y sufrir menos heridas en la búsqueda de alimentos. Además de ganar en protección», explica Shipman. La ventaja competitiva habría sido decisiva.
Los detractores de esta teoría señalaban que no les cuadran las fechas. Los neandertales puros desaparecieron hace unos 29.000 años. Y se suponía que el perro fue domesticado mucho después. Pero ahora los científicos manejan una horquilla de fechas para la domesticación canina que sí encaja. 36.000 años de antigüedad de un ejemplar encontrado en la cueva belga de Goyet; dos superiores a 30.000 en Siberia; uno en torno a 30.000 en Chequia; otro de 15.000 en Alemania… No obstante, sigue habiendo dudas, porque aquellos perros no solo se cruzaban entre ellos, también en ocasiones con lobos. Y es difícil identificar un genoma estrictamente perruno. Además, no sabemos con exactitud la apariencia que tenían. Cuánto de lobo y cuánto de perro había en su porte.
Lo que sí sabemos a ciencia cierta, por un perro prehistórico encontrado en la colina de Predmostí (Chequia) de hace 30.000 años, es que ya por entonces nos teníamos cariño. Este perro fue enterrado junto a tumbas humanas. Con sumo cuidado, quizá para que en la eternidad tuviera un juguete con el que entretenerse, su dueño le puso un hueso en la boca.
Para integrarse en los grupos de humanos, los lobos cambiaron sus costumbres, su apariencia física… Cráneos, dientes y garras se hicieron más pequeños; las orejas perdieron rigidez.
Generación tras generación, el aspecto de los lobos se hizo menos fiero e intimidatorio y los aullidos se transformaron en ladridos.
Autor: Por Carlos Manuel Sánchez
Fuente: xlsemanal.abc.es
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