Perros en las Religiones – Parte II
Cerbero, Guardián del Hades
También conocido como Can Cerbero, era el perro del Hades, un monstruo de tres cabezas en la tradición más común pero de cincuenta cabezas según Hesíodo, con una serpiente en lugar de cola.
Cerbero guarda la entrada al Hades, tenebroso y lúgubre inframundo al cual se permite entrar a los espíritus de los muertos pero del que nadie puede salir y que los vivos no pudieran entrar.
La existencia de un perro infernal en la entrada de los infiernos parece que ya estaba presente en la mitología indoeuropea original, pues aparece en los mitos de otros pueblos indoeuropeos, como es el caso del perro ensangrentado Garm en la mitología escandinava.
El nombre Cerbero proviene del Griego “Kerberos”, que significa “moteado” o “con manchas” otra acepción puede ser Κέρβερος Kérberos, ‘demonio del pozo”.
Sus tres cabezas se piensa que representaban al pasado el presente y el futuro, mientras que otras fuentes sugieren que simbolizaban el nacimiento, la juventud y la ancianidad. El arma más poderosa de Cerbero era su mirada, tan terrible que cualquiera que le mirase a los ojos era inmediatamente convertido en piedra. Se dice también que Cerbero tenía dientes afilados como cuchillas y que su mordisco era venenoso. Si alguna gota de veneno caía al suelo, de ella brotaba la planta que se conoce como matalobos.
El padre de Cerbero era Tifón, el más poderoso y mortífero monstruo de la mitología Griega (además de un dios). Un gigantesco dragón que escupía fuego y del que se decía que tenía brillantes ojos rojos, un centenar de cabezas y un centenar de alas, de tal manera que hasta los dioses del Olimpo sentían terror ante él. Dondequiera que fuera Tifón, llevaba el terror y el desastre consigo, siendo su misión destruir el mundo y poner obstáculos a Zeus en su camino hacia el Reino Celestial.
La madre de Cerbero era Equidna, una criatura mitad mujer y mitad serpiente conocida como “madre de todos los monstruos”. Sus ojos eran negros y su cabeza y torso los de una bella mujer, mientras que la mitad inferior de su cuerpo era la de una serpiente. Vivía en una cueva a la que atraía a los hombres gracias a su hermosura, para poco después devorarlos.
La misión principal de Cerbero era ser el perro guardián del inframundo Griego y fiel sirviente del dios Hades.
Hay un par de mitos griegos en los que el héroe derrota a la bestia.
El primero es el de Orfeo, afamado músico de la mitología Griega, que se desliza furtivamente en el inframundo arrullando con su lira (un tipo de arpa) al normalmente agresivo y vigilante Cerbero hasta dormirlo.
El otro mito tiene como protagonista al mitad hombre, mitad dios, Hércules. Como último de sus doce trabajos, Euristeo, rey de Tirinto, exigió a Hércules que capturase y le trajera a Cerbero vivo. Hércules marchó al Inframundo, conversó con Hades y este le dijo que si era capaz de apresar a Cerbero sin utilizar arma alguna, se le permitiría llevarse a la bestia. Hércules se puso a pelear con el enorme monstruo utilizando únicamente sus manos desnudas. El monstruo pronto se fue agotando, tras haberse quedado sin respiración estrangulado por el poderoso semidiós, y, finalmente, cedió y se rindió
Cerbero aparece en muchos libros de la literatura antigua. Lo vemos en el Infierno de Dante, guardando el tercer círculo infernal en lugar de todo el inframundo. Cerbero aparece también en muchos libros destacados de la literatura antigua, siendo los más famosos la Eneida de Virgilio, el Banquete de Platón y la Ilíada de Homero. La mitología Nórdica tiene también un equivalente de Cerbero, pues en ella el Infierno está custodiado por un perro de cuatro ojos llamado Garm. En Egipto, su encarnación era Anubis, dios con cabeza de perro, guardián de las tumbas que guiaba a las almas en su camino al inframundo.