Perros en la Religiones IV

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Perros en la Religiones IV

23 mayo 2017 Noticias 0
glifo 801 mayas / Mitología Canina / Kennel Club Argentino

El Perro entre Los Mayas y  Los Nahuas

(primera parte)

«Hombre y perro, como en la vida cotidiana, son inseparables en el pensamiento religioso de los nahuas y los mayas.»

Entre los mayas y  los nahuas encontramos el vínculo hombre­ perro en múltiples contextos, y señaladamente en el religioso, don­de el perro fue un importante símbolo de lo sagrado.

Tan unido se considera el hombre a su perro, que hasta los Aruxes, espíritus antropomorfos perjudiciales para los mayas de Quintana Roo, tienen su perro, pequeño como ellos, que también es «de puro viento»

En Mesoamérica había distintas clases de perros antes de la llegada de los españoles con sus canes, como lo expresan muchas fuentes

“Hay perros naturales de la tierra que no tienen pelo ninguno, y no ladran, que tienen los dientes ralos y agudos, las orejas pequeñas, tiesas y  levantadas … y  también los indios tienen otra suerte de perros que tienen pelo. pero tampoco ladran y son del mismo tamaño que los demás”

En los códices y obras plásticas mayas vemos, asimismo, dos clases de perros: peludos y  pelones. Los peludos por lo general se representan con una mancha negra alrededor del ojo, la lengua salida y una lengüeta curva que sale del ángulo del ojo, que puede ser negra o blanca; un ejemplo es el glifo T801. Asimismo, se dibuja con manchas negras en el cuerpo, generalmente en el dorso. Los nahuas, por su parte, llamaban al perro sin pelo, que fue bellamente esculpido en barro por los grupos de Colima, xoloitzcuintli, el cual es descrito por Hernández como el más grande de los perros autóctonos, sin pelo, de piel suave y lisa, manchada de leonado y azul.

glifo T801 - Perros en las religiones - Mayas y náhuatl

Otro es el techichi o chichi, parecido a  los perros chicos de España, comunes y corrientes. Todas estas clases de perros eran de varios colores, lisos y manchados; grandes y medianos; unos de pelo largo y otros, corto; de largos hocicos, dientes agudos, orejas cóncavas y  pelosas, cabeza grande y corpulentos. Afirma Sahagún que eran mansos y  domésticos, con todas las cualidades de nobleza y cariño por sus amos que tiene cualquier perro. Añade que había algunas personas que vivÍan de criar perros. Dos de los nombres nahuas son genéricos de perro: cllichi e itl-cuintli.

El perro y el sacrificio

En general se ha afirmado, a partir de algunos datos de las fuentes, que los indígenas mesoamericanos engordaban a  los perros pelones para comer. Pero al parecer, de las varias clases de perros nativos no todos se comían; el preferido para ser ingerido entre los nahuas, como dice Sahagún, era el tlalchichi y no menciona al xoloib:.­cuintli como alimento. Por otra parte, el perro no era alimento común, sino comida ritual, como los pavos, e  incluso como los mismos hombres que eran sacralizados para encarnar a una deidad y luego sacrificados e  ingeridos en un acto de comunión con el dios. El hecho de que el perro fue sólo comida ritual.

signo Itzucuintli Codice Telleriano - Remensis. El Perros en la Religiones

En las fuentes sobre los mayas tampoco se habla del perro como comida común, sino como comida ritual, y en los códices lo vemos en contextos rituales, aliado del signo Kan, maíz, y del pavo, de lo que cabe deducir que los perros que comían eran los que sacrificaban en las ceremonias, por lo que se trataba de alimento sagrado.

El sacrificio de perros en las ceremonias tenía un significado distinto al del sacrificio de aves y otros animales, ya que generalmente se le mataba por extracción del corazón, en sustitución de un hombre.

El rito de sustitución del hombre por un perro pudiera estar conectado también con la creencia de que este animal es un antepasado del hombre, ya que entre los tzotziles actuales se relata: «Ojoroxtotil, el Sol, transformado en perro, sedujo a una mujer llamada Cabinala, y de la unión de ambos resultó el ser humano, que emergió de las cuevas.»

El nombre de Cabinala viene de cah tierra, por lo que ella representa la madre tierra, cuyo útero es simbolizado por las cuevas. Este perro ancestral puede equipararse con el coyote de los Anale de los cakchiqueles, que portaba en las entrañas el maíz con el que se formó al hombre.

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Fuente: (http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn27/519.pdf)